viernes, 7 de mayo de 2010

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Que palabra: Soledad.

¿De que color la pintarías si tuvieras que ponerle un color?
-Creo que no la pintaría-
No me atrevería a entristecer tanto a un color, a quitarle hasta el último aliento de su energía vital.

La soledad es un buitre que vuela en circulos sobre nuestra cabeza. Alto. Lejos. Al principio no lo vemos... Mientras estamos en movimiento no se atreve a acercarse. Pero en cuanto bajamos los brazos y nos quedamos quietos un instante.. zás.. baja en picada, arremete contra nuestros pensamientos, los picotea, los arranca, los tira a un costado..

La soledad es engañosa.
  • Parece, cuando no la conocemos bien, un paraíso de tranquilos aires, un sereno lugar en el que podemos reposar dejando de lado la mochila de las ansiedades y el cansancio..
  • Que apacible silencio...
  • Que oportunidad especial para poner en orden las ideas...
  • Para esclarecernos...
Pero no.
Es una trampa.

La garganta no quiere dar el grito para pedir ayuda.
La soledad nos saca las caricias de las manos.
Nos deja poco aire, para que aparezca esa sensación de opresión en el pecho.

La soledad no es invencible: es maligna y frágil , la luz le causa espanto, y se vuelve cenizas cuando otra mano se aferra a tu mano: ese relámpago de calor la mata.

Hay que correr y transponer esa puerta, entrar, decir : " ¡Ya llegue! ", como en los buenos tiempos.

Y alguien caminará hacia vos, te extenderá los brazos, te refugiarás en ellos, y empezarás a hablar de cualquier cosa, hablar, hablar, barrer los silencios, tomar lo que te dan, darte, y haber aprendido que vivir es una batalla contra LA SOLEDAD.

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