domingo, 6 de septiembre de 2009

Existen, cada semana, dos días de los cuales no tendríamos que preocuparnos jámas: dos días que tendrían que estar exentos de temores y pesares.
Uno de ellos es AYER, con sus errores y sus inquietudes, sus faltas y sus yerros, sus males y sus penas. AYER se escapó de nuestras manos, se ha ido para siempre.
Todo el oro del mundo no podría hacer revivir el día de AYER. No podemos borrar uno sólo de de nuestros actos, no podemos quitar una sola palabra de las que hemos pronunciado. El AYER no esta más.
El otro día que no tendría que preocuparnos es MAÑANA, con sus adversidades posibles, sus cargas, sus lindas promesas y sus pobres realizaciones.
MAÑANA también esta fuera de nuestro alcance, MAÑANA el sol se levantará con todo su esplendor o detrás de una pantalla de nubes, pero se levantará. Hasta el instante no tenemos poder sobre MAÑANA, porque aún esta por llegar.
Nos queda un solo día: HOY.
Todas las personas pueden librar conmbate un solo día.

No son las pruebas del día las que enloquecen al hombre, es el remordimiento o el rencor que nos has dejado AYER y el temor que nos pueda traer MAÑANA.
Vivámos un día a la vez.

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